May 22, 2020

Uma entrevista a Byung-Chul Han



 Byung-Chul Han é um coreano, professor na Universidade das Artes de Berlim. Conhecido pela obra, A Sociedade do Cansaço, tem publicado escritos em que critica aspectos distintos do capitalismo contemporâneo. O seu último trabalho é, O Desaparecimento dos Rituais.
A entrevista é um bocadinho extensa para um blog mas vale a pena ler.
--------

PREGUNTA. En su libro define los rituales como acciones simbólicas que generan una comunidad sin necesidad de comunicación. En cambio, según plantea, en las sociedades actuales abundaría más bien la comunicación sin comunidad. ¿Cómo imagina esa “comunidad-sin-comunicación” perdida? Los ejemplos que usted pone pertenecen al pasado o a pequeños pueblos campesinos e insiste en que el causante de esa destrucción comunitaria es el neoliberalismo. ¿Ha habido otras épocas del capitalismo más abiertas a los rituales? ¿Es incompatible la modernidad y la comunidad o la incompatibilidad se da exclusivamente entre capitalismo y comunidad?
.

.RESPUESTA. La desaparición de los rituales señala sobre todo que, en la actualidad, la comunidad está desapareciendo. La hipercomunicación consecuencia de la digitalización, nos permite estar cada vez más interconectados, pero la interconexión no trae consigo más vincu­lación ni más cercanía. Las redes sociales también acaban con la dimensión social al poner el ego en el centro. A pesar de la hipercomunicación digital, en nuestra sociedad la soledad y el aislamiento aumentan. Hoy se nos invita continuamente a comunicar nuestras opiniones, necesidades, deseos o preferencias, incluso a que contemos nuestra vida. Cada uno se produce y se representa a sí mismo. Todo el mundo practica el culto, la adoración del yo. Por eso digo que los rituales producen una comunidad sin comunicación. En cambio, hoy prevalece la comunicación sin comunidad. Cada vez celebramos menos fiestas comunitarias. Cada uno se celebra solo a sí mismo. Deberíamos liberarnos de la idea de que el origen de todo placer es un deseo satisfecho. Solo la sociedad de consumo se orienta a la satisfacción de deseos. Las fiestas no tienen que ver con el deseo individual. En el juego colectivo uno no procura satisfacer su propio deseo. Antes bien, se entrega a la pasión por las reglas. No estoy diciendo que tengamos que volver al pasado. Al contrario. Sostengo que tenemos que inventar nuevas formas de acción y juego colectivo que se realicen más allá del ego, el deseo y el consumo, y creen comunidad. Mi libro va encaminado a la sociedad que viene. Hemos olvidado que la comunidad es fuente de felicidad. La libertad también la definimos desde un punto de vista individual. Freiheit, la palabra alemana para “libertad”, significa en origen “estar con amigos”. “Libertad” y “amigo” tienen una etimología común. La libertad es la manifestación de una relación plena. Por tanto, también deberíamos redefinir la libertad a partir de la comunidad.

P. Su descripción de nuestro mundo como crecientemente alejado de los rituales se opone a quienes ven el capitalismo como una sociedad hiperritualizada. Desde ese punto de vista, que usted critica, el consumo tendría una fuerte dimensión ritual e incluso religiosa: los supermercados o los estadios serían nuestros templos. ¿Por qué le parece incorrecto interpretar las prácticas capitalistas o burocráticas como formas secularizadas de rituales religiosos?

R. Rechazo la tesis de que el capitalismo es una religión. Los centros comerciales son todo lo contrario de un templo. En los centros comerciales, y en el capitalismo en general, domina una atención particular. Todo gira en torno al ego. Según Malebranche, la atención es la oración natural del alma. En los templos encontramos una forma totalmente diferente de atención. Se presta atención a cosas que no se pueden alcanzar con el ego. Los rituales me alejan de mi ego. El consumo refuerza la obsesión con él. No soy creyente, pero me gusta asistir a las celebraciones religiosas, católicas por supuesto. Cuando me dejo embriagar por los cánticos, la música del órgano y el aroma del incienso me olvido de mí mismo, de mi ego, y experimento una hermosa sensación de comunidad. En mi libro cito un apunte de Peter Handke: “Con ayuda de la misa, los curas aprenden a tratar bien las cosas: la manera delicada de sostener el cáliz y las hostias, la limpieza sosegada de los vasos, la manera como pasan las páginas del libro; y el resultado de ese hermoso modo de tratar las cosas: una alegría que da alas al corazón”. Hoy en día damos un uso muy diferente a las cosas. Las agotamos, las consumimos y las destruimos. En los rituales las tratamos de una manera totalmente distinta, con cuidado, como si fuesen amigas. Las cosas ritualizadas también pueden crear comunidad.

Los rituales poseen un factor de repetición, pero es una repetición animada y vivificadora. No tiene nada que ver con la repetición burocrática-automática. Hoy en día vamos constantemente a la caza de nuevos estímulos, emociones y experiencias, y olvidamos el arte de la repetición. Lo nuevo se trivializa rápidamente y se convierte en rutina. Es una mercancía que se consume y vuelve a inflamar el deseo de algo nuevo. Para escapar de la rutina, del vacío, consumimos aún más estímulos nuevos, nuevas emociones y experiencias. La sensación de vacío es precisamente la que activa la comunicación y el consumo. La “vida intensa” que actúa como reclamo del neoliberalismo no es sino consumo intenso. Existen formas de repetición que crean auténtica intensidad. Me encanta Bach. He tocado más de 10.000 veces las arias de las Variaciones Goldberg, y cada vez experimento una felicidad. Personalmente, no necesito nada nuevo. Me encantan las repeticiones, los rituales de la repetición.


P. Una tesis muy sugerente de su libro es que los rituales permiten que los valores de una comunidad se asimilen corporalmente. Me parece una idea cercana a aquello que decía Pascal: “Si no crees, arrodíllate, actúa como si creyeras y la creencia llegará por sí sola”. Usted plantea que, en cambio, vivimos en una sociedad de las pasiones marcada por el culto narcisista a la autenticidad, donde lo único que cuenta es la sinceridad de nuestras emociones.

R. Los rituales anclan la comunidad en el cuerpo. Sentimos físicamente la comunidad. Precisamente en la crisis del coronavirus, en la que todo se desarrolla por medios digitales, echamos mucho de menos la cercanía física. Todos estamos más o menos conectados digitalmente, pero falta la cercanía física, la comunidad palpable físicamente. El cuerpo que entrenamos solos en el gimnasio no tiene esa dimensión de comunidad. También en la sexualidad, en la que lo único que importa es el rendimiento, el cuerpo es, en cierto modo, algo solitario. En los rituales, el cuerpo es un escenario en el que se inscriben los secretos, las divinidades y los sueños. El neoliberalismo produce una cultura de la autenticidad que pone el ego en el centro. La cultura de la autenticidad va de la mano con la desconfianza hacia las formas de interacción ritualizadas. Solo las emociones espontáneas, es decir, los estados subjetivos, son auténticas. El comportamiento formalizado se rechaza como falto de autenticidad o como externo. Un ejemplo es la cortesía. En mi libro hago un alegato en contra de la cultura de la autenticidad, que conduce al embrutecimiento de la sociedad, y a favor de las formas bellas.

P. ¿Cree que los partidarios de la nueva derecha radical podrían sentirse identificados con su reivindicación de los rituales y la comunidad? ¿Qué diferencia su propio comunitarismo del de la ultraderecha emergente?

R. La comunidad no se define necesariamente por la exclusión del otro. También puede ser muy hospitalaria. La comunidad a la que se acoplan las derechas está vacía de contenido. Por eso encuentra su sentido en la negación del otro, del extranjero. Está dominada por el miedo y el resentimiento.

P. En el prefacio dice muy explícitamente que este no es un libro nostálgico, pero a menudo hace comparaciones con el pasado muy desfavorables para nuestro presente. En el capítulo dedicado a la guerra, por ejemplo, defiende los antiguos valores guerreros frente a la guerra automatizada moderna, que sería una matanza sin reglas. ¿No está idealizando la guerra antigua? Al fin y al cabo, a lo largo de la historia encontramos una amplia serie de genocidios. La matanza indiscriminada no es exactamente un invento capitalista.

R. Solo quería señalar que la cultura humana se está desritualizando cada vez más, que la conversión de la producción y el rendimiento en valores absolutos está acabando con los rituales. Por ejemplo, la pornografía aniquila los rituales de seducción. En las órdenes de caballería europeas el objetivo principal no era matar al adversario. El honor y el valor también eran importantes. En la guerra con drones, en cambio, lo fundamental es matar al enemigo, que es tratado como un criminal. Después de la misión, a los pilotos de los drones se les hace entrega solemne de una “tarjeta de puntuación” que certifica cuántas personas han matado. También cuando se trata de matar, lo que más cuenta es el rendimiento. En mi opinión, esto es perverso y obsceno. No pretendía decir que las guerras del pasado fuesen mejores que las actuales. Por el contrario, lo que quería señalar es que hoy en día todo se ha convertido en una cuestión de rendimiento y producción. No solo en la guerra, sino también en el amor y la sexualidad.

P. En su ensayo relaciona el auge del big data con un giro en nuestra concepción del conocimiento, que cada vez más entendemos como algo producido maquinalmente. Llega a hablar de un “giro dataísta” análogo al “giro antropológico” de la Ilustración. ¿Es el dataísmo la conclusión de un camino irreversible que ya estaba anticipado en los orígenes de la modernidad?
R. El dataísmo es una forma pornográfica de conocimiento que anula el pensamiento. No existe un pensamiento basado en los datos. Lo único que se basa en los datos es el cálculo. El pensamiento es erótico. Heidegger lo compara con el eros. El batir de alas del dios Eros lo acariciaba cada vez que daba un paso significativo en el pensamiento y se atrevía a aventurarse en un terreno inexplorado. La transparencia también es pornográfica. Peter Handke dice en una de sus anotaciones: “¿Quién dice que el mundo ya está descubierto?”. El mundo es más profundo de lo que pensamos.

P. La pandemia de la covid-19 está teniendo un impacto enorme no solo en términos sanitarios o económicos, sino también en nuestra subjetividad compartida. En apenas unos días, la noción de “biopolítica” se ha vuelto muy intuitiva. ¿En qué medida cree que la comunicación-sin-comunidad que usted diagnostica en nuestras sociedades está afectando a la manera en que estamos viviendo la epidemia?

R. La crisis del coronavirus ha acabado totalmente con los rituales. Ni siquiera está permitido darse la mano. La distancia social destruye cualquier proximidad física. La pandemia ha dado lugar a una sociedad de la cuarentena en la que se pierde toda experiencia comunitaria. Como estamos interconectados digitalmente, seguimos comunicándonos, pero sin ninguna experiencia comunitaria que nos haga felices. El virus aísla a las personas. Agrava la soledad y el aislamiento que, de todos modos, dominan nuestra sociedad. Los coreanos llaman corona blues a la depresión consecuencia de la pandemia. El virus consuma la desaparición de los rituales. No me cuesta imaginar que, después de la pandemia, los redescubramos.

P. ¿Cree que la pandemia constituye un hito histórico similar a la crisis de 2008, que se traducirá en transformaciones políticas de calado? ¿Qué tipo de cambios sociales cree que vamos a experimentar a raíz del coronavirus?

R. A consecuencia de la pandemia nos dirigimos a un régimen de vigilancia biopolítica. El virus ha dejado al descubierto un punto muy vulnerable del capitalismo. A lo mejor se impone la idea de que la biopolítica digital, que convierte al individuo y a su cuerpo en objeto de vigilancia, basta para hacer al capitalismo invulnerable al virus. Sin embargo, el régimen de vigilancia biopolítico significa el fin del liberalismo. En ese caso, el liberalismo no habrá sido más que un breve episodio. Pero yo no creo que la vigilancia biopolítica vaya a derrotar al virus. El patógeno será más fuerte. Según el paleontólogo Andrew Knoll, el ser humano es solamente la guinda de la evolución. El verdadero pastel se compone de bacterias y virus que amenazan con atravesar cualquier superficie frágil, e incluso reconquistarla, en cualquier momento. La pandemia es la consecuencia de la intervención brutal del ser humano en un delicado ecosistema. Los efectos del cambio climático serán más devastadores que la pandemia. La violencia que el ser humano ejerce contra la naturaleza se está volviendo contra él con más fuerza. En eso consiste la dialéctica del Antropoceno: en la llamada Era del Ser Humano, el ser humano está más amenazado que nunca.

Traducción de News Clips.

Entrevista de 

Se nós tivéssemos esta habilidade, imensos alunos odiavam-nos 🤣




Rafael



Rafael influenciou muitos artistas, pintores, escultores e até cineastas, até aos nossos dias.

É assim que Vasari introduz o Rafael:

daqui:


Vêem-se muitos artistas nas obras de Rafael



 aquele ali à esquerda é o próprio (faz lembrar um bocadinho a expressão do olhar dos auto-retratos de Durer) - o outro impressiona, a expressão, a camisa e a mão 



aqui vejo o Picasso e alguns modernistas, na figura de encarnado

aqui, no 'Fogo no Burgo' vê-se o Veronese, nos cabelos entrançados da mulher e nos verdes  




aqui vê-se alguns mestres holandeses na paisagem

daqui:


Coitado do Rafael



Este era para ser o ano das comemorações dos 500 anos passados sobre a morte de Rafael. Em 2018 e 2019, respectivamente, houve grandes celebrações de Miguel Ângelo e Da Vinci, mas a pandemia fechou os museus, exposições, conferências, seminários, mostras e festas em geral.

É talvez uma trágica coincidência que as comemorações de Rafael tenham sido 'apagadas' por um vírus, tendo em conta que ele mesmo morreu aos 37 anos de uma pneumonia viral que infectou toda a corte papal, em 1520. Como dizem os seus biógrafos, morreu de uma grandissima febbre. O seu maior patrono, o Papa Leão X, pouco mais velho que ele, havia de morrer de pneumonia, um ano e meio depois.

A morte de Rafael interrompeu uma carreira de arquitecto que estava a começar a florescer. Vasari, o seu principal biógrafo, elogia-lhe a pintura mas quase não fala da sua arquitectura. Que o Papa lhe tivesse entregue o projecto da Basílica de S. Pedro após a morte de Bramante, mostra, no entanto, uma enorme confiança na sua arte de arquitecto.

A capela Chigi na Basilica de Santa Maria del Popolo em Roma dá uma ideia do que ele poderia ter sido como arquitecto.

James Hankins in Raphael interrupted (excerto)



Rafael pintou-se a olhar para nós no fresco de nome, Causarum Cognitio (Conhecimento de Causas) conhecido por Escola de Atenas (a partir de um guia do século XVII) na Stanza della Segnatura que era para ser a Biblioteca de Júlio II

Just saying ...



Às vezes dou comigo a ser mesmo parva... ... mas dou por isso, o que já não é mau.
Estou aqui a fazer tempo para ir levar outra sova. Estou naqueles dias em que estou à espera de notícias e não sei se vão ser boas ou más. Espero levar um abanão tão grande do fisioterapeuta que me ponha KO. Preciso de não pensar.

May 21, 2020

Happy Birthday mr. Dürer



A primeira viagem de Dürer a Itália foi em 1494-95, para fugir à peste em Nuremberga. Essa viagem teve uma enorme importância na sua vida artística. Foi muito influenciado pelos venezianos e impressionou-se com Bellini e Mantegna. Voltou lá em 1505-07 para estudar a proporção do corpo humano, a perspectiva linear e o Humanismo. Depois, casou o renascimento italiano com a arte gótica tradicional germânica e criou algo de inteiramente seu com aquela imaginação extraordinária que tinha, aliada a um grande domínio técnico, como aliás se vê neste refinadíssimo auto-retrato. Pintou-se com as cores da terra e talvez daí, associado ao ar sereno e concentrado dele, venha a gravitas do conjunto. No entanto, conseguiu pôr espiritualidade no semblante e no gesto da mão, de modo que forma um contraste cativante. Na verdade, é difícil tirar os olhos dos auto-retratos dele. São tão... humanos.




O espírito punk da natureza





Art mi alma

Savater em entrevista



“A felicidade nunca é algo compatível com o presente. Ou é o passado ou é algo que esperamos que venha a nós no futuro. É por isso que prefiro falar de alegria e não de felicidade, que me parece uma palavra excessivamente exagerada.”

Em entrevista por telefone ao Grupo Milênio, o escritor e professor de filosofia, que está em confinamento na Espanha, compartilha algumas de suas reflexões sobre a pandemia e acredita que após este momento de tensão, a visão de mundo voltará ao normal, como antes. Savater rejeita a teoria de castigo divino para a descoberta do que realmente importa, e não acredita em grandes mudanças na humanidade.

Como o senhor está? Como tem levado o confinamento?

Fernando Savater: Bem, com resignação. Acho que como todo mundo. Estou em San Sebastián e tenho sorte de ter uma casa bastante espaçosa, que tem uma pequena varanda da qual, ao longe, vejo a praia e o mar. Bem, já é alguma coisa. Algo assim sempre ajuda. Estou sozinho, entre vários livros, filmes e discos. Tenho lido muito. Especialmente romances policiais, que são o meu tipo preferido. Também romances fantásticos, contos... De tudo. Eu sempre disse que, se pagassem para ler, muitos de nós se sairiam muito bem financeiramente, hehe. É engraçado, mas agora sinto falta de sair um pouco. Você já sabe que, há algum tempo, eu estou meio confinado. Eu passo muito tempo aqui em casa. Mas, olhe, basta que nos proíbam de sair para que você tenha vontade de fazê-lo, hahahaha.

Como a filosofia pode nos ajudar a lidar com essa situação que estamos sofrendo em nível global?

Fernando Savater: Olhe, agora, as pessoas precisam é de luvas, máscaras (faciais) e, acima de tudo, os testes, que deveriam ser feitos em toda a população para ver quem está infectado sem saber para que não saia contagiando outras pessoas. E a filosofia é uma questão para poucos. Eu não acho que seja uma prioridade agora, realmente. Eu não acho que a gente tenha que se dedicar à filosofia agora. Por enquanto, o que se deve fazer é fornecer às pessoas meios para manter a saúde e a vida. Por isso o que me preocupa é a mesma coisa que à maioria dos cidadãos: a doença, que não encaro como algo metafísico. Embora seja verdade que há momentos em que penso nas pessoas abandonadas e naquelas que sofrem de outras doenças e, é claro, na crise econômica que haverá depois. Porque haverá muitas empresas, restaurantes e lojas que fecharão para sempre e deixarão muitos sem emprego.

Mas, agora, deve haver muita gente pensando no passado, no surgimento da doença e em como enfrentar o futuro, não é?

Fernando Savater: Bom, acredito que deve haver pessoas que, durante seu confinamento, estejam pensando em demasia. Mas eu não sei. Alguns cantam, outros pensam, outros fazem trabalhos manuais, outros assistem a maratonas de séries. De qualquer forma, se você tem hábitos ou hobbies intelectuais, talvez esteja pensando em filosofia, sim. Mas, claro, não é obrigatório. Você pode se dedicar à literatura, à arte... O importante é a cultura. A filosofia é importante porque é uma pequena parte da cultura. As pessoas que têm uma determinada cultura ou que se interessaram por ela ao longo da vida têm muito mais chances de aproveitar esse tempo sem ter que sentir falta de tantas outras coisas. A literatura, a poesia, a arte, o cinema, a música são instrumentos para ocupar o tempo dentro de uma casa.

O que vamos aprender com a experiência desses dias?

Fernando Savater: Bom, eu acho que absolutamente nada. Quando isso acabar, ficaremos muito felizes e simplesmente vamos querer recuperar nossa vida anterior. Mas acho que há algo que devemos aprender ou levar muito em consideração: que reclamávamos muito em nossa vida anterior e não sabíamos que, na verdade, desfrutávamos de certa estabilidade em todas as áreas. Enfim, talvez fosse bom que deixássemos de reclamar ou discutir tanto com aqueles ao nosso redor e que são uma parte importante e querida de nossas vidas.

Antes, diante das pragas, acreditava-se no castigo divino. Dizia-se que era um castigo porque a sociedade era libidinosa, se entregava aos prazeres da carne e se dedicava apenas a fornicar e à ganância. Quando havia uma praga, pensava-se que, quando ela passasse, as pessoas nunca mais fornicariam ou seriam gananciosas. Mas a verdade é que os indivíduos permaneceram os mesmos. E agora vai acontecer a mesma coisa. Todos nós seremos um bando de individualistas novamente!

Então, de um modo ou de outro, nunca chegamos à felicidade. Estamos ferrados!
Fernando Savater: Outro dia, eu estava lendo algo muito interessante: não se sabe se alguém foi feliz ou não até o último momento. Ou seja, você pode acreditar que é feliz ou que alguém é feliz, mas nunca pode ter certeza da felicidade, nem da sua nem da de outra pessoa, enquanto se estiver no mundo da vulnerabilidade, que é onde todos nós vivemos. Aristóteles dizia que, por exemplo, Príamo, o rei de Tróia, parecia totalmente feliz e era um homem de idade avançada. Mas ainda viveria a guerra, perderia sua família e seu reino. Então, como diz o provérbio espanhol: ‘hasta el final, nadie es dichoso’ (‘até o fim, ninguém é feliz’). Talvez você seja feliz após a morte, porque aí você se torna invulnerável. Os mortos já são invulneráveis porque têm tudo no passado. A felicidade nunca é algo compatível com o presente. Ou é o passado ou é algo que esperamos que venha a nós no futuro. É por isso que prefiro falar de alegria e não de felicidade, que me parece uma palavra excessivamente exagerada.

Além dos cafonas e moralizadores, há também aqueles que pensam no medo e na morte.

Fernando Savater: Ninguém passa a vida pensando na morte, nem se deveria pensar na morte, porque assim não seria possível viver. Mas se você for a um hospital, não agora, outro dia, e vir o panorama, vai se dar conta de que a morte está sempre lá. Agora o vemos mais claramente, como um medo de algo concreto que nos causa angústia. Estamos com medo de uma forma de morte que se aproxima de nós e que pode alcançar nossos entes queridos. Mas, assim que passar, a esqueceremos e a guardaremos em uma gaveta. Porque não estou muito confiante nisso das grandes mudanças da humanidade. A humanidade mudou quando houve a peste na Europa, que serviu para Boccaccio escrever Decamerão, e o que ficou foi apenas isso. Depois, viveu-se mais ou menos da mesma forma.

Há certas medidas aparentemente improvisadas para tentar impedir a pandemia e que, provavelmente, permanecerão entre nós para sempre, e, então, a maneira como nos relacionamos com os outros e com as autoridades será diferente. Teremos mais segurança, mas menos liberdade?

Fernando Savater: Eu espero que essas medidas improvisadas que tiveram que ser implementadas pelo coronavírus não fiquem para sempre. Que a nossa liberdade de deslocamento e de relacionamento não tenha mudanças drásticas. Espero que continue da mesma forma, que possamos recuperá-la. Há muitas coisas que nos foram impostas de maneira arbitrária e, somente por isso, devido à sua arbitrariedade, eu gostaria que elas não fossem mantidas. Era só o que nos faltava! Não, não... Espero que, quando o confinamento terminar, as pessoas não saiam muito aturdidas e que não esqueçam tudo o que alcançamos como sociedade em termos de direitos e liberdades.

A comunicação à distância e o ‘distanciamento social’ em locais públicos já são normas gerais e aparentemente bem aceitas. O que acontecerá com a interação social que tínhamos?

Fernando Savater: Ah, meu filho, você está crescendo. Mas é assim, não se preocupe. É disso que se trata a vida. Vejamos: talvez para alguém mais velho, alguém como eu, é, como eu!, isso esteja sendo um pouco mais estranho. Mas eu sei que os jovens estão muito acostumados a interagir à distância. Na internet, no WhastApp... E, por coisas assim, essa situação não lhes parece tão irreal. Para eles, esse meio de comunicação é a própria realidade. Claro, existem coisas que são difíceis de fazer virtualmente, como fazer amor, por exemplo. Mas hoje a comunicação é fundamentalmente através da internet. Pessoalmente, você pode conhecer cem ou duzentas pessoas na vida. E, pela internet, podemos conhecer milhares. Não sei se isso é realmente uma vantagem ou uma desvantagem. Mas, olhe, testando, acho que é bom.

Ventura, aprendeste a lição?



Quadro das ajudas [que eufemismo] do governo aos meios de comunicação social. Não admira que o Observador tenha recusado a 'ajuda'. Este quadro diz tudo e nem precisa de interpretação.
'Para os amigos tudo, para os inimigos nada...'
E iam dar 19 mil euros mas depois alguém deve ter dito que era escandaloso demais e subiram a esmolinha. Parabéns ao Observador por ter recusado.


Diário da quarentena 67º dia



Odeio esta doença. É como uma vivenda grande com muitos compartimentos onde, quando acabamos de arranjar um de alto a baixo e nos preparamos para ir dar uma volta e arejar vem a notícia que alguém deu com uma racha na parede de outro compartimento e lá vamos nós ver e examinar tudo até que fique arranjado e assim sucessivamente. E sempre a ter que tomar decisões que não sabemos tomar... ... e é um sorvedouro de dinheiro que ninguém acredita... ... agora que desconfinaram a vida, a minha agenda médica já está cheia de pintas cinzentas. E não deixam levar acompanhantes para o hospital. Isso, em certas situações, custa tanto...

Enfim, soube agora da entrevista do ministro da educação a dizer que para o ano as aulas são metade/metade, entre presenciais e à distância. É um lírico... como é que se põe toda uma escola a funcionar com aulas presenciais, mesmo pela metade, mantendo as distâncias, de alunos e professores? Só em escolas com meia dúzia de alunos que é o que está a acontecer agora.

May 20, 2020

As feridas que não fecham




as-feridas-abertas-do-comunismo-estao-a-empurrar-hungaros-para-extrema-direita-

São inúmeros os países europeus que viveram, durante décadas, sob o jugo de sistemas ditatoriais. Milhares de cidadãos, considerados inimigos dos regimes pelos mais variados motivos, deram entrada em prisões, campos de trabalho ou de concentração. Aos milhões foram executados. A Hungria não foi, neste plano, uma excepção. Alinhado à esquerda estalinista, o regime comunista húngaro, que vigorou entre 1949 e 1989, vitimou centenas de milhares de pessoas. Hoje, longe do comunismo que a feriu tão gravemente, a Hungria é um país encostado à direita conservadora, nacionalista e populista.
(...)
Cada país convive de forma diferente com as feridas da ditadura. Daniel não crê que a Hungria queira, activamente, silenciar o passado. Nem acredita que tal fosse possível. “Mas também não o processámos, nem compensámos as vítimas, nem revelámos a verdade inteiramente”, observa. Está convicto de que os húngaros preferem não enfrentar os factos, que preferem "esquecer, viajar, trabalhar muito". Também não existe vontade política de explorar o passado, uma vez que muitos daqueles que governam hoje o país tiveram familiares directos em cargos de poder no período da ditadura. Mas pode um país ferido superar os seus traumas sem os processar? Pode uma fuga do comunismo justificar uma abertura de portas à extrema-direita?
(...)
Na Hungria não há grupos radicais tão numerosos como noutros países da Europa. O comunismo e outros pensamentos de esquerda estão gastos, obsoletos. Existem grupos de homens idosos que ainda se identificam com eles, talvez alguns mihares de pessoas na Hungria, hoje, na totalidade. O que é bom, creio. Vejo todos os tipos de radicalismo como perigosos num estado pós-socialista."

Saudades



Para quando...?

Alex Colville - Swimmer (1962)

Which quarantine philosopher are you?



http://dailynous.com/2020/05/19/ad-hoc-20/

Praia da Ribeira Grande nos Açores



De facto, assim que os humanos desaparecem de cena os outros animais proliferam num ápice. Nunca tinha visto tanta caravela portuguesa nem sabia que era possível juntarem-se assim aos molhos.




Quercus - ANCN

Hipnos



Tão elegante o voo do pássaro. Prepara-se para sobrevoar a terra e o mar a tocar a testa dos cansados até que adormeçam, como hipnos? Mas as asas lembram a Niké. Talvez seja um hipnos vitorioso.


Moises Levy



😴 Hypnos was the ancient Greek god of sleep. 

This 2,000-year-old Roman sculpture is based on an ancient Greek original.

Dois minutos e meio de leitura - entrada 722 do dicionário de José Roquete



.


Não percebo porque é que medir a temperatura nas escolas é atentar na protecção de dados



Hoje em dia, sempre que entro num hospital ou consultório médico, medem-me a temperatura. Acho normal, aceitável e até desejável e não sinto que alguém esteja a violar os meus direitos e liberdades por causa disso. Sabendo nós que a temperatura é um dos indícios da doença e estando numa situação em que temos de minimizar as possibilidades de contágio, parece-me uma medida razoável. Como é que viola a privacidade? A privacidade de quê? De poder andar por aí doente a infectar outros sem ninguém saber?
Não é o mesmo que lerem as mensagens do telemóvel ou saberem onde estamos, com quem falamos, o que fazemos, etc.

Talvez esta pandemia tenha como consequência positiva iniciar uma consciencialização acerca da responsabilidade que temos uns para com os outros na área da saúde.
Parece-me que depois desta pandemia ter mostrado os estragos que anos e anos de cortes fizeram na saúde, terá que se investir mais na área: na universalização, eficácia e facilidade de procedimentos preventivos - melhorar os rastreios, quer dizer, torná-los mais eficazes, inofensivos, autónomos e baratos, de maneira que a pessoa possa fazê-los sozinha em casa em vez de ter que ir para hospitais. Torná-los tão simples como um termómetro que mede a temperatura. Achava interessante que essa fosse uma nova área de trabalho da biomedicina ou lá como se chama.

Hoje em dia todos nós temos um termómetro em casa, sabemos medir a temperatura e o que fazer para baixar a febre e isso evita muitos contágios, doenças, idas a hospitais, etc. Uma rotina impensável há 100 anos quando uma febre vulgar matava pessoas.

Descartes considerava a saúde, et pour cause, a medicina, uma das três ciências que saiam directamente da Física, o tronco da árvore do conhecimento, cujas raízes (os fundamentos) são, a Metafísica. É que ele considerava a saúde como sendo fundamental à manutenção de um intelecto são e robusto.

Hoje perguntei aos alunos do 12º como foi a experiência do regresso às aulas. Estranho mas seguro, disseram. Estranho porque estamos de máscara, a professora de viseira e a escola parece um hospital, com desinfectante por todo o lado e muito silêncio - mas sentiram-se seguros, exactamente por causa dessas novas maneiras de estar que, por ora, têm que ser.

Medir temperatura dos alunos põe em causa “protecção de dados pessoais”


No regresso às aulas presenciais, algumas escolas estão a medir a temperatura dos alunos à entrada das instalações. Comissão Nacional de Protecção de Dados alerta que se trata de “um dado relativo à saúde, cujo tratamento está por regra proibido”.


Sabe-la toda kkkk



Os espanhóis, então, estão feéricos com esta fotografia do presidente na fila do supermercado e não param de comentar esta imagem com elogios.
MRS sabe-la toda: como ser popular e garantir a próxima eleição sem gastar dinheiro nem nada? kkkkkk  
Costa já tentou esta estratégia -lembram-se da ida ao frango num autocarro?-, só que não tem a naturalidade de MRS que está nisto dos beijinhos, abraços e andar no meio do povo como peixe na água. Ele foi professor e era um professor popular de modo que isto é o seu playground.
Tenho a certeza que muitos políticos invejarão esta naturalidade dele no meio do povo porque vale milhões e milhões e substitui qualquer campanha publicitária com enorme proveito.


Como esta pandemia expõe os perigos da versão predatória de capitalismo que tem crescido sem parar



A versão predatória de capitalismo que temos visto espalhar-se como um polvo, substitui a competência por poder unilateral, os especialistas pelos pares, promove a mediocridade, a falta de respeito pelos direitos humanos, a desigualdade e um discurso darwinista para justificar a desigualdade, a concentração de poderes em detrimento da transparência, da partilha de decisões, despreza o conhecimento e enaltece o dinheiro.
Ora, a finalidade das universidades não consiste em fazer dinheiro. Na universidade em causa neste artigo -a Johns Hopkins-, as quase três dezenas de administradores (quase todos da área das finanças) recebem muito mais que todos os funcionários reformados a quem cortaram agora os fundos.

Apesar de ser uma universidade onde a investigação e a preparação para problemas como esta pandemia estão no topo (milhões de pessoas guiam-se pelos seus dados), a administração, ao contrário dos seus professores e investigadores, não se deu ao trabalho de se resguardar e preparar para uma eventualidade destas, o que é irónico, mas trágico, também.

Uma universidade com um orçamento de 6 mil milhões e ao fim de um mês de pandemia faz cortes drásticos nas pensões dos reformados.
Quando se põem pessoas de vistas curtas que operam para o curto prazo e para o lucro imediato a gerir instituições que operam para o longo prazo e para o desenvolvimento do conhecimento, tarefa que necessita de estabilidade e anos de investigação, necessariamente o resultado só pode ser a decadência e a corrupção -no sentido biológico do termo- do sistema e das suas virtudes.



When University Leaders Fail

The pandemic reveals ineptitude at the top. Change is needed.
François Furstenberg is a professor of history at Johns Hopkins University.

How does a university with a $6-billion endowment and $10 billion in assets suddenly find itself in a solvency crisis? How is one of the country’s top research universities reduced, just a month after moving classes online, to freezing its employees’ retirement accounts?
...
For years, the AAUP and other faculty critics have wrung their hands as norms of shared and deliberative governance disappeared, replaced by the consolidation of administrative power in the hands of corporate executives. With little appreciation for transparency or inclusiveness, and little understanding of the academy’s mission, these managers increasingly make decisions behind closed doors and execute them from above.

For those who have bemoaned these trends, the coronavirus crisis is a moment of truth — confronting us with the consequences of these transformations.

Consider the process that led to Johns Hopkins’s decision to freeze employee retirement contributions, which came as a surprise to nearly everyone affected. In his announcement, the president explained that the decision had been taken after consultation "with our trustees, deans and cabinet officers, and a subcommittee of the Faculty Budget Advisory Committee." There was no mention of consulting employee unions, staff associations, or other institutions of faculty governance. There was no mention of possible alternatives, or of careful, deliberative assessments about who should bear the financial sacrifices. Certainly, there were no meaningful faculty votes. (The faculty budget committee is composed of a small number of members hand-picked by administrators, and lacks formal authority.)

This decision-making process followed a series of measures taken over the last decade in the pursuit of what the university’s leadership has called a One University policy. During that time, financial and administrative authority has been centralized under the president and his highly paid advisers. Major decisions are made in the president’s "cabinet," a body comprising more than a dozen vice presidents and other senior advisers.

The president’s cabinet is a curious body — one that has proliferated throughout higher education, as the values of corporate America infiltrate university administrations. One would hardly think, based on the cabinet’s makeup, that it comprises the senior leadership team for an eminent research university. It looks much more like the C-suite at a public corporation, with two senior vice presidents, 12 vice presidents, an acting vice president, a vice provost, a secretary, and three senior advisers. Of the vice presidents, it seems that only the provost has significant classroom and research experience. Good as he is, he can hardly provide a counterweight to the rest of the cabinet members, who mostly have government, business, finance, or law backgrounds. Collectively, the number of J.D.s and M.B.A.s far exceeds the number of Ph.D.s.

According to the latest available public information, from 2018, the university’s president earned $1.6 million in salary plus $1.1 million in deferred and other compensation for a total of $2.7 million. That tidy sum doesn’t include the money he receives for serving on other boards, including the $310,000 he received that year from T. Rowe Price — whose chief executive happens to serve on the Johns Hopkins Board of Trustees.

But the president is hardly alone. That same year, the university’s senior vice president for finance earned $1.2 million, its vice president for development made over $1 million, the vice president for investments made over $950,000. Even the president’s chief of staff earned over $670,000. Although he earns a salary high in the six figures, the provost, ostensibly in charge of the university’s academic mission, did not rank even in the top 10 earners at the university.
...
People are told to set aside money to cover six months of expenses in case of emergency. It took just one month for Johns Hopkins to launch its dramatic cuts.

Today, university endowments all too often function like giant casinos, putting more than 75 percent of their capital in risky and illiquid assets.
...
Johns Hopkins does not publicly reveal its investments. Available IRS filings do, however, show that over nine years it paid more than $88 million in fees to an investment firm whose founder formerly served as chair of the university’s board.
...
University hospitals now operate as money-generating conglomerates, rather than for research, teaching, and public health. Degree programs are converted to branded and outsourced revenue machines staffed by subcontracted labor. Faculty research is valued for its potential to be monetized and commercialized. In short, our leaders have lost sight of an essential truth: A university exists for values different from those that dominate the for-profit world. A university governed by long timelines and long-term thinking grows conservatively and cautiously and prepares itself prudently for potential crises. If you turn a university into a giant corporation, on the other hand, it will rise and fall with the business cycle.




A geometria do espaço




Ceiling detail- Sammezzano Palazzo, Tuscany. c.1880.